En lo profundo de los oscuros callejones de Estambul ocurrió una tragedia, de la que casi nadie se enteró. Todos pasaban con la mirada en alto y en silencio con su atención en otro punto. Pero una pequeña niña con un corazón puro y sincero lo daría todo.
Esta pobre criatura, yacía en un contenedor de basura en Estambul días y noches enteras, gemia pidiendo por alguien que la rescatara de su agonía.
Pero una pequeña niña de solo 7 años de edad, escuchó el frágil llamado de auxilio que provenía desde el contenedor de basura y su reacción fue inmediata.
Afortunadamente el padre de la niña (del quién no se conoce el nombre) era médico, así que la pequeña rápidamente sin dudarlo llevó al moribundo gatito a su consultorio.
Allí dónde su padre y una de las amorosas enfermeras se encargaron de inmediato del paciente de urgencia. No fué nada fácil, pues en la “cara” del pobre animalito pululában los gusanos y ácaros.
Así pues, con mucho amor y dedicación empezaron a auxiliarla para tratar de devolverla a una vida “normal”. La niña que la encontró le puso por nombre “Gülümser”. Que en español significa: “La que siempre sonrie” ¡Que bello e inocente a los ojos de un niño!
Aquí una foto existente de la pequeña rescatista y la gatita quienes ahora son inseparables.
Después de un par de semanas, Gülümser empezó a mostrar indicios positivos que indicaban a todos que su recuperación iba en la dirección correcta. Las heridas sanaron y su pelaje poco a poco empezó a nacer nuevamente.
Mil gracias a la desconocida pequeña rescatista. Si ella no hubiera actuado con tanta rapidez y decisión, no estaría seguramente Gülümser en este mundo. ¡Que bonito y humano gesto!
Lo que ésta niña hizo, es cuidar realmente de “sus semejantes”. No solo joven, sino compasiva y bondadosa, es un gran ejemplo para todos.
Fuente:
http://plp.cl/pagina/10/1427677840
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